Una mala noche para nuestros reclamos
Es frecuente que los reclamos por la noche se asusten y se pongan a bregar hasta llegar a perder las plumas de la cabeza.
Los motivos del miedo pueden ser varios, una tormenta, algún golpe inesperado, etc., ante estos acontecimientos no todos los reclamos actúan igual, los hay que no se extrañan de los relámpagos ni de los truenos o les da igual los ruidos y otros a la más mínima comienzan a saltar transmitiendo su inquietud al resto del jaulero.
Entre las soluciones para evitar en la medida de lo posible estas situaciones, es dejar una luz de baja intensidad en la habitación o lugar donde se encuentren los reclamos, tapar con la sayuela a aquellos que tengan un compartimiento más arisco.
Siempre es recomendable sujetar las jaulas al casillero, atándolas con una cuerda o con un latiguillo elástico, para prevenir y evitar su caída y de esta forma se evita que el daño al botarse sea menor.
En otras ocasiones y según algunos autores de tratados sobre la caza de perdiz con reclamo, nos cuentan que las perdices sueñan y pueden ser motivo de espanto; podemos observar como algunos pájaros mientras duermen están emitiendo unos sonidos similares al cocleo, titeo, riña y otros.
Algunos aficionados les colocan a las jaulas en su parte superior una protección, una almohadilla que amortigua el golpe en la cabeza de los reclamos en el caso de que se boten.
Jaula antigua fabricada con una estructura metálica, cuerdas y gancho, en la que podemos observar la protección en su parte superior.
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